Las espadas de Musidora
atravesaron mi pecho,
que no se rompa el hechizo
del mal herido,
que por muchos besos que den
no aplaquen el fuego,
que nunca caiga enfermo el deseo,
que no se olvide el corazón
de la carne y el infierno,
que ese ombligo siga siempre perdido
que siempre este cerca el vino,
que nunca se acaben los sueños contigo,
que se quede lejos el silencio frió,
que los alambres de espino
se mueran en el olvido,
que tus sueños sean los mios,
no abandones a este mal herido
en este mundo sombrío.
Hola Alfredo!!!
ResponderEliminarBienvenido a este mundo del ciberespacio!
Es estupendo que te guste y escribas poesía, es la mejor terapia para el alma...
Saludos:)