!Que fuerte, la entrega de tus brazos¡
!Que involuntario el movimiento del cuchillo¡
En cada ciclo lunar lamentos y auxilios;
se mira y no hay nada en el espejo,
un terreno sesgado es su pecho.
Cristales rotos;
labios ensangrentados,
en cada mano un cementerio;
y un invierno de sufrimiento
tras su veneno.
El dijo:
Que fuerte es la entrega de sus brazos.
ella dijo:
Que involuntario el movimiento del cuchillo,
señor letrado.