Un abrazo por cada sollozo,
una lágrima y su consuelo,
por cada te odio un te quiero.
Por cada adiós un mañana te espero,
una canción por cada silencio,
un remiendo por cada roto.
Por cada harén su sultán y su tesoro,
por cada sueño su momento,
por cada verano un invierno.
Por cada vaquero un sombrero,
por cada álamo su soldado,
por cada puñal su herida y su sangrado.
Por cada café su copa de soberano,
por cada resaca su mañana y su amante
durmiendo en la cama.
Todo cabe en la punta que se desliza,
que surca el papel;
de esta hoja que se mancilla.