miércoles, 15 de abril de 2009

Recuerdos de una esperanza

Sus ojos los mas hermosos
que jamas vi;
todavía desgarran por dentro
como una ingesta de alfileres;
por no decir:
nos vemos luego,
sus puñales siguen hurgando dentro.

Que pena de los momentos
que nunca fueron,
sueños que atormentan
convertidos en alondras,
en mares y lejanos lugares
de manos inertes,
sus caricias frías
como suaves glaciales.

El deseo aprieta
como una soga al cuello,
un mar prisionero,
un pájaro enjaulado,
un león domesticado
hay entre los costados;
quedate hay sentado
mañana te saco a pasear un rato.

Que pena de los momentos
que nunca fueron,
hoy picotean los pajaros
los frutos maduros de mis manos;
esqueleto clavado al suelo,
es lo único que puedes
anotar en tu diario.

Hoy puedes soñar
los sueños que nunca fueron,
puedes pensar en las caricias
que nunca existieron;
solo perder el tiempo fue ser correcto;
solo quedan los recuerdos
de lo que pudo ser;
el fracaso de empezar algo.