martes, 12 de enero de 2010

No compares mi amor,
con las mentiras que mi saliva deslizo;
no compares mis caricias,
con el puño y el jarrón.

No confundas las noches,
con los días de dolor;
no esperes que estos versos,
te den una explicacion.

No esperes que las sombras de mis ojos,
se conviertan en alas de gorrión;
no confundas estas ramas secas,
con la sangre que broto.

No compares a mi corazón,
con la ventana gris de esta habitación:
no confundas este dolor,
con el consuelo de tu amor.