martes, 23 de febrero de 2010

DESIDIA

Escucho los consejos
que un día di,
los cuales nunca aprendí,
esos con los que tantas veces
el tobillo torcí.
Cuento los esguinces que sufrí
los moratones que recibí,
y todas esas noches insonnes;
los días que apenas comí,
todos los kilos que perdí,
las alucinaciones que padecí,
todas las uñas que mordí;
esas horas pesaron sobre mi.
Conté las raciones de esperanza
que me quedaban,
administre las pocas sonrisas
que quedaban,
las pocas lágrimas que brotaban;
dibuje amaneceres
hable sobre las amapolas,
me refugie en el negro de la tinta,
en la mecánica de las teclas,
entre hojas llenas de polvo;
en el azul de las paredes.